‘El Mayo’ Zambada. ¿Por qué le dicen ‘El Señor del Sombrero’?

'El Mayo’ Zambada
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Los mitos detrás de Ismael ‘El Mayo’ Zambada abundan, desde ser el amo del negocio del narcotráfico en México o hasta haber entregado a sus compadres Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera y Dámaso López ‘El Lic’.

La realidad es que este sinaloense en sus cincuenta años al frente de los cárteles de las drogas jamás ha pisado la cárcel, aunque muchos dicen que es por ser protegido de las autoridades.

Al hombre de 72 años parece que la carrera en el crimen se le va terminar por su edad y no por pasar sus últimos años de vida en la cárcel, como parece le ocurrirá a El Chapo y a Rafael Caro Quintero y otros de los llamados padres del narco.

La organización criminal de Zambada tiene alcances internacionales, mueve drogas tanto en Culiacán como en Barcelona, Medellín, Ámsterdam, Panamá o Tucson.

Se define como un hombre de rancho, de campo: quizá de ahí se desprende otro de sus apodos inmortalizados en narcocorridos o historias documentadas por periodistas como la tan célebre realizada por Julio Scherer.

A Isamel nadie le habla por su nombre de pila, prefieren referirse como ‘El Señor del Sombrero’ o ‘El Quinto mes’; aunque quizá sus seis esposas, diez hijos y quince nietos se atreven a decirle como sus padres lo llamaron.

Zambada quizá optó por el anonimato para evitar la cárcel o facilitar sus relaciones en un negocio delictivo en el que está desde la muerte de Al Capone.

La poca información de él lo identifican como un hombre cabal y dispuesto a negociar para mantener su lugar en el Cártel de Sinaloa; no teme a la muerte y se menciona que sobrevivió a varios atentados.

El Mayo y su inicio en el crimen

Zambada aprovechó los reflectores sobre su socio, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera, para mantenerse firme en la silla, a pesar de sufrir atentados contra su vida en la década de los noventa y vio la detención de hombres de su entera confianza, nunca se ha sentido acorralado o presionado por las autoridades.

En dos de los libros de Anabel Hernández se refieren a Ismael como el verdadero ‘capo de capos’, tanto El Chapo como Amado Carrillo, ‘El Señor de los Cielos’, debían consultar y obtener su aprobación para ejecutar planes o de lo contrario lo vería como una ofensa muy personal que les podría costar caro.

Tanto en los títulos “Los Señores del Narco” y ‘El Traidor’, escritos por Hernández, se revela quién eran ‘El Mayo’ antes de convertirse en el jefe criminal más poderoso de México.

Se habla que su cuñado, un hombre cubano identificado como Antonio Cruz, fue el que introdujo al sinaloense en el mundo del narcotráfico; aparentemente este personaje era un jefe criminal en Estados Unidos y también fue parte de la Policía Secreta de Fidel Castro.

Cruz conoció a la hermana de Ismael y pronto le ofreció participar en su red de trasiego de drogas, lo colocó a mando en la plaza de Los Ángeles; California, al ver el excelente negocio comenzó a bajar a Tijuana y a otras ciudades del país.

Refiere que Ismael y su familia estaban en una situación de pobreza extrema, su único ingreso lo obtenía de vender las llantas de camiones en  el ingenio azucarero que estaba en las inmediaciones de Culiacán.

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Un punto de inflexión en la carrera criminal de Ismael fue cuando al inicio de los noventa los hermanos Arellano Félix rompen con él y lo obligan a instalarse en Sinaloa. Fue en ese momento en que el resto de sus condicionales crearon una organización criminal para hacer frente a las bandas rivales.

El plan de poner a Guzmán Loera como la cabeza visible de la organización criminal quizá fue idea de Zambada y los rumores de que presidentes pactaron para nunca tocarlo circulan con más fuerza.

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