CJNG. Severo Flores, el policía y hombre clave de El Mencho en el triángulo dorado del crimen en Jalisco

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Severo Flores Mendoza ‘El Rey Mago’, jefe de la policía de Ameca, fue señalado por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos como un hombre que provee información judicial al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) a cambio de una serie de sobornos.

Este funcionario público ejerce además como coordinador de jefes de la policía de la región Valles de Jalisco, una zona localizada en el centro del triángulo formado entre Guadalajara, Manzanillo y Puerto Vallarta que son, de acuerdo con distintos reportes de inteligencia, las principales áreas de influencia de Nemesio Oseguera Cervantes ‘El Mencho’ en la región.

La ficha de ‘El Rey Mago’ se difundió por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC),  quien pidió a la Fiscalía General de la República (FGR) su colaboración para detenerlo si es visto.

¿Quién es ‘El Rey Mago’, el policía al que corrompió el CJNG?

Con diez años de servicio en cargos públicos, Flores Mendoza fue catalogado por Estados Unidos como un policía municipal y nacional corrupto.

En 2014, Flores Mendoza reprobó un examen de confianza emitido a los oficiales de policía, pero ha continuado su carrera en la aplicación de la ley.

Ni el Ayuntamiento de Ameca ni el Gobierno del Estado se han pronunciado por la acusación contra su titular de Seguridad Pública.

Tanto el FBI como la Agencia Antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) ya buscan al policía.

Desapariciones, campamentos y violencia en el triángulo dorado del crimen en Jalisco

La Región Valles, integrada por 14 municipios, es la zona donde el policía y hombre clave de El Mencho tenía poder.

En el llamado corazón del del triángulo dorado del narco en Jalisco, los casos de desapariciones, decomisos de drogas y extorsiones aumentaron en los últimos diez años.

Los casos más representativos fueron los campamentos del CJNG en Tala, municipio cercano a Ameca.

En estos centros adiestran a personas para convertirlos en sicarios.

Sin embargo, las personas llegaban con engaños a estos campamentos.

Usaban como fachada empresas fantasmas de seguridad privada para reclutar a las personas; les ofrecían el trabajo por medio de Facebook y después los citaban en puntos despoblados para llevarlos a los campos de entrenamiento.

Los sobrevivientes afirman que al llegar los vehículos con los nuevos reclutas, descendían de ellos los sicarios y disparaban al aire tres veces, eso significaba que se debían abrir las puertas de ‘la escuela criminal’.

Un superviviente del campo aseguró que los gatilleros los obligaron a construir casas de campaña con ramas y plásticos.

Ahí dormían esperando nuevas instrucciones de sus ‘maestros de crimen’.

Detallan que el mismo centro de entrenamiento era usado como narcolaboratorio.

Pero también como fosa clandestina para enterrar cuerpos de rivales y de reclutas que se negaban a seguir con la escabrosa instrucción.

Delitos a la alza

En los últimos seis meses, se denunciaron la desaparición de tres hombres de entre 16 y 40 años de edad.

Los tres acudieron hasta Ameca por trabajo y uno más que se trasladó de la Ciudad de México a comprar un auto.

Hasta el momento, la Fiscalía Estatal no reporta avances en los casos.

Un dato a considerar es que mientras los campamentos del CJNG estuvieron activos, las tasas de delitos como el robo a casa habitación, secuestro y robo de vehículos crecieron en más del cien por ciento.

Se responsabilizó a las autoridades municipales por no hacer algo para reducir los crímenes, no fue hasta que la Fuerza Regional dio con esos “centros de adiestramiento” cuando se registró una baja en la incidencia delictiva.

Al desaparecer la corporación, los municipios se encargaron otra vez de la seguridad, pero las dudas del trabajo salen ante el señalamiento de Estados Unidos.

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