Para Ernesto Guzmán Novoa, investigador huésped del Centro de Investigaciones en Abejas (CIABE) del Centro Universitario del Sur (CUSur), la extinción de las abejas es a causa del avance tecnológico en el área agropecuaria, que las expone a insecticidas y herbicidas; a esto se le suman los ataques de algunos parásitos.
“Las técnicas agrícolas nuevas tienen que ver con exponer a las abejas a nuevos insecticidas. Se quiere aprovechar cada centímetro de tierra, se utilizan herbicidas, se limpian los terrenos exhaustivamente, y lo que el agricultor puede considerar hierba podría ser una planta importante para producir néctar y polen, no sólo para las abejas que cultivan los apicultores, sino para las nativas y solitarias que existen de manera silvestre”.
Explicó que ante esta situación, algunos apicultores de Estados Unidos de América y Canadá, que tienen pérdidas de 30 por ciento, año con año vuelven a hacer su colmena comprando abejas; y un ejemplo de ello es Canadá, cuyos apicultores importan abejas de Australia y Nueva Zelanda.
Informó que existen más de 20 mil especies de abejas en el planeta y la mayoría son silvestres, contribuyen a la polinización y producción de cultivos, pero están desapareciendo por este tipo de prácticas agrícolas que ahora, además, se inclinan por los monocultivos.
“Ellos rentan sus colmenas para polinizar cultivos, las suben a un vehículo, y las transportan a donde van a polinizar, lo que resulta estresante para las abejas”.
Dijo que en el caso de México, los pocos investigadores de abejas están haciendo esfuerzos grandes con limitados recursos para tratar de encontrar soluciones a la problemática de la desaparición de las abejas, al igual que los apicultores.