Manuel Alejandro Aponte Gómez se convirtió en un objetivo de las autoridades y más de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) debido a que decidió desertar del Ejército y ser de los primeros militares del extinto Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE); grupo creado para enfrentar a los sicario; en irse del bando rival.
Al parecer el llamado ‘El Bravo’ logró escalar rápido en la organización criminal del Cártel de Sinaloa por su lealtad hacia Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera y por salvarle la vida en una ocasión durante un enfrentamiento con militares en la zona del triángulo dorado de la droga.
Pero con la captura de Guzmán Loera vino la desgracia de Aponte, quien fue hallado sin vida en una fábrica abandonada en una ciudad muy cercana a Culiacán, Sinaloa.
Su homicidio sigue sin resolverse y hay dos versiones para explicar el caso; el primero menciona que Aponte fue ejecutado por pistoleros al servicio de Dámaso López, ‘El Licenciado’, quien lo culpó de su alejamiento con ‘El Chapo’.
Al estar en ese momento como encargado de seguridad de Guzmán Loera, Aponte era un blanco atractivo para los rivales que querían ocupar el lugar vacante en el organigrama del grupo criminal más poderoso de México.
Sin embargo, en el juicio contra ‘El Chapo’ salió una libreta con una lista de enemigos del capo, ahí se especificó que el narco quiere verlos muertos a toda costa y entre ellos figuró el nombre del ex militar.
El rumor creció ya que se culpó a Aponte de bajar la guardia y permitir la segunda captura del Chapo en un complejo de Mazatlán.
Aponte Gómez fue localizado sin vida con huellas de tortura en su cuerpo en abril del 2014; en su reporte la Fiscalía de Sinaloa dijo que al militar de élite se le encontraron seis disparos en la cabeza y en el cuello y podría haber sido ejecutado alrededor de las 17:00 horas del martes 8 de abril.
Nunca se dieron con los responsables y el mito del jefe de escoltas del ‘Chapo’ se hizo grande en Sinaloa.
