La guerra que inició por el amor de ‘La Narcomami’

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Una de las guerras más cruentas entre cárteles de las drogas tuvo su origen por el amor de una mujer; los cárteles de Sinaloa y de los Arellano Félix protagonizaron la versión sanguinaria de ‘Romeo y Julieta’.

En diferentes medios de la década de los ochenta se menciona que Armando López ‘El Rayo de Sinaloa’, íntimo amigo de Joaquín “el chapo” Guzmán, pretendió a Enedina Arellano Félix, pero sus hermanos se opusieron a la relación.

Al conocer que el sicario no cesó y siguió buscando el amor de la llamada ‘Narcomami’, sus cuñados lo citaron a una reunión en Tijuana para dejarle en claro que su noviazgo no podría seguir.

‘El Rayo de Sinaloa’ defendió su amor por Enedina, pero Ramón Arellano Félix tenía como encomienda dar un correctivo al compadre de Joaquín Guzmán Loera y sin mediar palabra le disparó a quemarropa en la cabeza.

El pretendiente cayó muerto y Arellano Félix se encargó de llevarse su cadáver y dejarlo en un lugar lejano para no ser localizado tan fácilmente.

Los de Sinaloa se enteraron del homicidio de su integrante y pidieron a Juan José Esparragoza, “El Azul”, líder del cártel de Guadalajara, su autorización para eliminar a los hermanos Arellano. Desde entonces las dos facciones comenzaron una brutal guerra, que dejó miles de muertes y que marcó los años 90 en el noroeste mexicano.

Con el tiempo, Enedina asumió el control de la organización criminal por petición de la familia.

Las autoridades la tuvieron en la mira por muchos años debido a que era la responsable de administrar y blanquear las ganancias que obtenían sus hermanos por sus actividades ilegales.

VER: Ellas son las nuevas jefas del narco en México

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