Antes de popularizarse las redes sociales, en los estados del norte de México las mujeres del narco exhibían sus lujos por las calles.
El portal ‘DiariodelNarco’ recoge un testimonio de una joven que se relaciona sentimentalmente con varios de los sicarios más peligrosos del país.
Yoselín narró que su primer novio era un pistolero de un grupo ligado al Cártel de Sinaloa, sostiene que luego de la muerte de su amante conoció a más capos y comenzó noviazgos para conservar su vida de lujos.
Afirmó que la ropa, joyas, autos ostentosos e incluso implantes de senos se los pagaron todos los narcos con los que se relaciona, pero ella no era la única joven con amantes ligados al tráfico de drogas.
La mujer insiste que en la sociedad de las entidades norteñas es una práctica común que hombres de antecedentes criminales pretenden a reinas de belleza, modelos e hijas de empresarios connotados.
En su declaración hace saber que estas mujeres del narco tienen varias décadas, pero con el tiempo se les fue etiquetando como ‘buchonas’.
Se sincera al decir que el relacionarse con este tipo de delincuentes les representa a muchas jóvenes dejar atrás su vida de penurias y carencias.
A nivel nacional una ‘buchona’ se refiere a una mujer con cuerpos voluptuosos vistiendo costosas prendas de diseñador, maquilladas en exceso, presumiendo sus mansiones de lujo, viajes y mascotas exóticas.
Las buchonas remiten a la opulencia y la exageración; a la ostentación desmedida de la riqueza y, de alguna forma, del poder.
El término se comenzó a utilizar en Sinaloa para designar a las personas que bajaban de la sierra con dinero que habían obtenido de la venta de droga, llegaban a las cantinas y pedían el whiskey Buchanan’s, pero lo pronunciaban tal y como lo leían. Por esa mala pronunciación se les dio el apodo de buchón.
Las buchonas son consideradas como las mujeres de los narcos, quienes les prodigan costosos regalos que ellas presumen, sobre todo en redes sociales.
