Las buchonas que reinaron los Cárteles

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A las mujeres con cuerpos voluptuosos que visten costosas prendas de diseñador, maquilladas en exceso, presumiendo sus mansiones de lujo, viajes, mascotas exóticas, opulencia y la exageración; a la ostentación desmedida de la riqueza y, de alguna forma, del poder; se les bautizó en el mundo del narco con el término de buchonas.

Pero muchas de estas esposas de capos más famosos no se conformaron con sólo ser los trofeos y prefirieron involucrar de lleno en las actividades de los grupos criminales, llegando hasta ser cabeza de la organización.

Una de las primeras buchonas en ser jefas criminales fue Clara Elena Laborín Archuleta, la mujer en la década de los noventa ganó certámenes de belleza en su natal Sonora, al contraer matrimonio con Héctor Beltrán Leyva, el ‘H’.

Conocida como ‘La Señora’, es presuntamente la responsable de la ola de violencia desatada en Acapulco y de traficar grandes cantidades de estupefacientes hacia los Estados Unidos.

Aparentemente la ex Miss Sonora pasó momentos difíciles en su vida a lado de Beltrán Leyva, pues, en el año 2010 fue privada de su libertada durante una semana por órdenes de Ignacio Coronel, según documentó el periodista Héctor de Mauleón.

El capo del Cártel de Sinaloa planeó el secuestro de la esposa de su rival para vengarse de la muerte de su hijo Alejandro. Pero le perdonó la vida a Clara Elena y al ser liberado le mandó a decir a Héctor que para él la familia era sagrada, pero no le perdonaría otra ofensa similar.

Laborín Archuleta superó el trago amargo y al ser capturado su pareja en 2014 decidió seguir con los negocios ilícitos, pero su suerte se acabó y en septiembre del 2016 fue detenida en Sonora.

A causa de su familiares, Sandra Ávila Beltrán estuvo toda su vida relacionada con el mundo de las drogas; aunque se mudó a Guadalajara para llevar una vida normal no tardó en regresar a las actividades criminales.

Sea como sea, la señora del narco se ganó a base de sus relaciones públicas el respeto de los principales jefes de las organizaciones criminales más importantes de México y de Colombia. Ávila Beltrán se casó en dos ocasiones con hombres que servían a la justicia y terminaron convirtiéndose en integrantes de grupos criminales.

El destino de sus maridos fue el mismo, terminaron asesinados con armas blancas, pero nunca se culpó a la dama de los homicidios.

Beltrán Ávila era una pieza clave para los grupos criminales donde servía, pero las autoridades comenzaron a cazarla cuando detectaron un cargamento millonario de drogas que ingresó por la vía marítima a su nombre.

En 2005 fue detenida en la Ciudad de México junto a su novio Juan Diego Espinosa, ‘El Tigre’, operador del Cártel del Norte del Valle de Colombia.

Se dice que durante su romance con ‘El Mayo’ ganó más peso entre los cárteles mexicanos y su opinión era tomado en cuenta por los grandes señores del crimen organizado.

VER: Las buchonas más famosas del narco

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