La Castañeda, el palacio y el infierno de los locos

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La Castañeda fue una de las grandes obras con las que el general Porfirio Díaz celebró el Centenario de la Independencia.

El gobierno adquirió los terrenos de lo que antes fuera una hacienda pulquera para construir el hospital psiquiátrico más moderno y grande de la época.

Antes de ser manicomio, La Castañeda fue una hacienda pulquera que perteneció a Don Ignacio Torres Adalid, quien fue propietario de varias propiedades similares en los estados de México, Hidalgo y Tlaxcala. Por esa razón era conocido como “El Rey del Pulque”.

La Castañeda se ubicaba en la zona de Mixcoac, donde actualmente se encuentran las unidades habitacionales Torres de Mixcoac, Lomas de Platero y la Prepa 8.

Antes de su construcción, los enfermos mentales eran atendidos en instituciones subsidiadas por la iglesia y la beneficencia pública. Tal fue el caso de los hospitales como el Divino Salvador, el de San Hipólito y La Canoa. 

“El proyecto de construcción del primer Manicomio General contó con el apoyo del gobierno. Debía contar con todos los adelantos arquitectónicos y la más moderna tecnología médica, como la ‘recuperación y terapia para los enfermos’. El planteamiento siguió el modelo francés, fiel costumbre del porfiriato. El concurso para seleccionar el mejor proyecto se inició en el año de 1881 y como principal requerimiento se solicitó que se incluyera una reforma del caduco sistema de salud mental, que permitiera alojar en forma digna una gran cantidad de enfermos, de ambos sexos, en edificios separados dentro de un sólo Hospital”, narra el portal WikiMéxico en su página.

El hospital se construyó con una capacidad para atender a 1,200 enfermos, los cuales estaban repartidos en 24 edificios. Tenía un área total de más de 140 mil metros cuadrados.

Los pabellones para los enfermos estaban clasificados en “distinguidos, alcohólicos, tranquilos, peligrosos, epilépticos, imbéciles, e infecciosos”. 

El costo de la construcción de La Castañeda ascendió a 1.7 millones de pesos; fue inaugurado el 1º de septiembre de 1910 por el propio Porfirio Díaz, su esposa, y los más altos funcionarios del país, en el marco de las fiestas del Centenario de la Independencia.

A lo largo de sus 58 años de existencia, La Castañeda albergó a 61 mil 480 pacientes. Sin embargo, de ser un fastuoso “palacio para los locos” se convirtió en un infierno a partir de la década de 1920.

El manicomio cayó en el olvido y pasó de ser el mejor hospital psiquiátrico a convertirse en una pesadilla; en la leyenda negra de La Castañeda se cuentan historias de maltrato, abandono y tortura a los enfermos.

El 27 de junio de 1968, el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz y su secretario de Salud, el general Rafael Moreno Valle, procedieron a clausurar el inmueble. Los 3 mil enfermos que aún estaban recluidos ahí fueron reubicados en otros hospitales.

La Castañeda fue demolida pero su fachada se conservó y se trasladó a una casa en Amecameca, en Paso de Cortés, donde aún puede ser vista.

En la década de los 70, en los terrenos de La Castañeda se construyó el fraccionamiento de las Torres de Mixcoac. Vecinos que habitaron los edificios cuentan que ahí ocurrían cosas muy extrañas. En una entrevista con EL UNIVERSAL, uno de los vecinos narró:

“Pero sucedían cosas extrañas, al fin y al cabo ahí había sido La Castañeda y donde nosotros vivíamos se supone que estaba ubicado el pabellón de los agresivos y peligrosos. Se supone que estaban ahí conservadas muchas energías, pero el caso es que a esas cuatro familias nos tocó en la madrugada despertarnos porque escuchábamos gritos de mujeres, oíamos a alguien subiendo y bajando las escaleras corriendo y gritando. Nos espantábamos y salíamos. No había alguien y las puertas de abajo estaban cerradas con llave. Era parte del encanto de Torres de Mixcoac”. (Con información de WikiMéxico y EL UNIVERSAL)

 

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